Presentación

Quiero compartir mis reflexiones e ideas sobre el futuro de la sociedad


martes, 30 de agosto de 2016

Europa ha muerto


¿Europa ha muerto realmente o solo está convaleciente?  Europa nunca ha sido nada, ni un estado, ni un pueblo. Solo un mito follado por un toro.
Sin embargo, lo que ha generado siglos de prosperidad en  estos territorios europeos ha sido la capacidad de reinventarse, revolucionar el pensamiento y cambiar la forma de ver y enfrentarse a la vida.  En definitiva, concebir modelos de cultura que pasaban a ser mundiales y aceptados como válidos para toda la humanidad.
Para que Europa reviva, tiene que idear la cultura que se contraponga a América y Asia.
Ese nuevo paradigma solo puede crearse mediante la expansión de un modelo de sociedad colaborativa, que integre una democracia real en todos los aspectos sociales y económicos de nuestra vida. Ello implica una responsabilidad consciente y compartida entre todos los agentes del cambio, individual, social, y ambiental.
La  responsabilidad consciente y compartida  entre pares genera colaboración. La  gente nos implicamos en el cambio cuando sabemos que el cambio nos beneficiará. No vale  ampararse en el Estado, o competir con tu vecino, porque genera situaciones injustas.

Cuando el 99% de los europeos sean los dueños de su destino, Europa resucitará. Y entonces…todo el mundo querrá ser Europa.

martes, 5 de julio de 2016

Las fuerzas humanas


La humanidad, o comunidad humana debe entenderse como el entrelazado de cuatro dimensiones, raciocinio, sentimiento, individualidad y conciencia social. 
Ese entrelazado se consigue con la amalgama de la empatía. 
Sin el balance de cada fuerza, y la facultad empática, no tenemos futuro como especie

lunes, 19 de octubre de 2015

De la soberanía del pueblo, a la soberanía del ciudadano

Según Rifkin, la matriz tecnología/comunicación, está provocando que el poder jerárquico y piramidal del viejo capitalismo, trascienda en una red matricial de pro-sumidores colaborativos. El sistema socio-económico del viejo capitalismo ha sido hackeado y sucumbe por su propio éxito.
La sociedad actual cuenta con tecnología para emprender el cambio hacia una sistema colaborativo que permita, desde erradicar el hambre en el mundo, hasta establecer una red de intercambio energético, y por supuesto, dirigir la sociedad hacia una evolución de política colaborativa. Este cambio se producirá inevitablemente, a pesar de la oposición las actuales oligarquía, lobbies o partidos de la vieja política. Y ocurrirá, porque ningún muro de contención ha podido parar tsunamis de la historia sostenidos por una amplia base social y tecnológica.
Es irreal que los partidos viejos, y mucho menos los nuevos,  persistan en la idea de representar, proponer medidas basadas en sus ideologías, y no contrastadas con la ciudadanía, A mí no me representan, si no me preguntan por cada uno de sus grandes proyectos directamente.
Incluso los nuevos partidos (ayer se tomaron un café en mi televisión Iglesias y Rivera), creen que pueden representarme y solicitan mi confianza…. No señores, ya no confiamos en nadie. No estamos para  avalar paquetes completos, si no incluyen como primera medida someterlos a la ciudadanía y una vigilancia activa.

La vieja política hablaba de la soberanía del pueblo, de la masa. Hoy la soberanía es cada ciudadano, colaborando para tirar adelante.

miércoles, 22 de abril de 2015

El proceso democrático en el Estado colaborativo

El proceso democrático, es la única vía para asegurar de la gobernanza y el mantenimiento de un Estado colaborativo. Es el individuo, de forma autónoma y soberana quien se constituye como ciudadano de una comunidad para  aceptar las reglas de juego. Sólo el ideal democrático se demuestra válido para  conjugar el bien individual y común.  Asegurar el proceso democrático e incrementar su nivel de calidad es el primer servicio del Estado colaborativo.
Para validar un proceso de votación debe darse una Participación efectiva de la ciudadanía, que exista Igualdad de los votos en la etapa decisoria, Autonomía para la toma de decisión,  Control de la Agenda política final e Inclusión de todas las opciones y de los ciudadanos del Estado.  El peligro de las actuales democracias participativas, es el inmovilismo de los partidos para incrementar la democracia del sistema, e implica un desbalanceo de fuerzas representativas, (la actual oligarquía partitocrática). Además, la falta de control de agenda,  y la imbricación de los intereses corporativos en lo público provocan una ruptura del “contrato social” entre instituciones del Estado y los ciudadanos. La representatividad del Estado está cuestionada, y el impulso colaborativo de la sociedad lo trunca la realidad política. El Estado colaborativo solo puede avanzar y convertirse en un nuevo “contrato social” si se acelera su reestructuración a favor de la democracia.
La mejora del proceso democrático es el garante de la colaboración, y por tanto es el único servicio que certifica la integración del Estado con cada uno de los ciudadanos. El primer punto en cuestión dentro proceso democrático Colaborativo, es la representatividad. Las democracias (o poliarquías) parlamentarias, han traspasado la confianza en la representatividad al deshacer la separación de poderes y subvertir programas y agendas políticas a intereses partidarios. La representatividad ya no es eficiente para el proceso democrático, en cuanto lo desmantela. Por ello, hay que abundar en la democracia participativa y directa en las grandes cuestiones del Estado.
La representatividad parlamentaria fue la única solución viable ante el aumento del tamaño y complejidad de los estados. El crecimiento de población y el incremento de diversidad cultural hacían inmanejable la gobernanza directa. Por otro lado, el desigual acceso a recursos, información y las diferencias culturales de la ciudadanía, obligaban a la delegación de soberanía en representantes preparados con reputación y confianza suficiente. Los parlamentos de los pasados siglos, cumplieron en gran parte su labor, al aumentar el bienestar social, y la calidad de vida de la comunidad. Pero ahora, todo ha cambiado
La creación de procedimientos y  métodos para mejorar el proceso democrático, no es sino mejorar el gobierno de un Estado, en tanto que entrega más poder al ciudadano, favorece y refrenda la colaboración.  La consecución de este objetivo, es incompatible con los tres poderes clásicos, y puede quedar fuera de su competencia. El poder judicial es el intérprete de la norma y el Ejecutivo quien preserva su cumplimiento. Corresponde en todo caso al Legislativo la creación de normas y por tanto también las que mejoran el proceso democrático. Pero la realidad histórica demuestra que esta opción es inviable. Por una parte, es notorio que la realidad social siempre va por delante de la normativa. Jamás se han dado saltos cualitativos en legislación democrática sin exigencias más o menos violentas del pueblo  o circunstancias excepcionales. Son contados los casos en que la legislación haya ido por delante de las necesidades sociales, adelantándose e innovando. Al contrario, la innovación se deja de lado en las leyes, que siempre van a remolque de la realidad y encuentran seria oposición de los gobernantes. Además, el Legislativo, como representante de la ciudadanía, adquiere un poder que no desea abandonar. La falta de un contrapeso efectivo, tiende al monopolio y como ya se ha manifestado en las últimas décadas, invade el resto de poderes mimetizándose en el Judicial e indistinguible con el Ejecutivo. En conclusión, la delegación de poder en la ciudadanía, la cercanía con realidades cambiantes y la necesaria innovación normativa son incompatibles con las tres estructuras de poder.  Cuando Montesquieu creo la estructura de los tres poderes, no podía detectar la velocidad de los cambios sociales de un mundo global tecnificado. Probablemente, concebía la democracia formal como una estructura estática, sólida y muy diferente a la actual realidad líquida y fluída.
Por ello, el Estado Colaborativo crea un cuarto poder efectivo, cuya misión es mejorar el proceso democrático y evolucionar la estructura del Estado. Funciona como interfaz entre los tres poderes clásicos y la ciudadanía, preservando la independencia entre ellos, pero sometidos a un control constante. Su misión es integrar y mantener la representatividad entre las Instituciones del Estado y la ciudadanía, impulsar el proceso democrático y velar por la gobernanza del Estado. Es la vía para oponer el inmovilismo y burocracia de las instituciones clásicas al movimiento innovador que requiere la sociedad. Este poder  es institucionalizado por la “Oficina del Ciudadano”.
Como responsable del proceso democrático, convoca  elecciones, referéndums, y consultas. Coordina e impone el debate de propuestas ciudadanas. Los grupos de trabajos ciudadano canalizan las propuestas legislativas, a través de este órgano, y pueden proponer mociones de confianza y revocación a los altos  cargos del Estado, que se canalizaran mediante dicha institución.

martes, 24 de marzo de 2015

Bipartidismo y representación

Que no se engañe nadie, mientras los apoltronados se ríen de la ciudadanía: El bipartidismo no se ha terminado.
Parece que hoy, algunas crónicas políticas de “las Andaluzas”  analizan el resultado para deducir que el bipartidismo sigue en pie. Pues claro. El “sistema democrático” o partitocrático que rige en España es bipartidista. Tanto la asignación de diputados por circunscripciones  como la ley de Hont favorecen que el éxito electoral recaiga en solo dos partidos mayoritarios. Dicen que para permitir la gobernabilidad…aunque deberían decir para mantener el statu-quo de la mamandurria.
Para que el sistema cambie, los nuevos partidos (simbolizados a día de hoy por  Podemos y Ciudadanos) deben tener voluntad real de ceder la palabra al ciudadano,  mediante consulta reiterada y proporcional. La ley electoral debe cambiar radicalmente para que el bipartidismo y la partitocracia termine, y con ello gran parte de los privilegios que mantiene a cierta casta política en el poder.
En los últimos tiempos, han surgido varios modelos para desarrollar una democracia más representativa. Desde el pragmático #Reforma13 de Daniel Ordás, con referencia en el modelo suizo, o el basado en supuestos clásicos de García Trevijano que expone en Teoría pura de la República, o el sin duda más avanzado e innovador #DemocraciayPunto del Partido X.
Sin embargo, todavía no conocemos el modelo de democracia que nos ofrecen las nuevas propuestas de Podemos o Ciudadanos. Sin saber cómo pretenden cambiar el sistema democrático, quedan muchas dudas sobre si pretenden un cambio real, que termine con el bipartidismo y dé voz a la gente, o realmente quieren copar el espacio de poder que ahora tiene el PPSOE.
Ya no nos sirven solo buenos deseos. Para que consigan nuestra confianza, queremos conocer detalles del proyecto que van a emprender.

viernes, 6 de febrero de 2015

De sorpresa en sorpresa

¡¡Me sorprende la sorpresa de algunos!!. Ayer, en una tertulia de radio, alguien de cuyo nombre no quiero acordarme, se sorprendía del nuevo discurso político ( Arriba vs Abajo, frente al Derecha vs Izquierda tradicional). Un político, en febrero de 2015, que todavía estaba enterado que la política del siglo XX, estaba obsoleta. Claro, han perdido totalmente la perspectiva de la realidad a pie de calle
Copio un párrafo de mi mini-ensayo “Nube de hacks” que podéis encontrar aquí.
“La gente se ha empoderado, ha perdido el miedo a opinar, porque lo hace todos los días en la Red. Desecha intermediarios porque tiene a su igual a un click. Filtra la información porque se lo permiten las herramientas a su alcance, desecha monopolios impuestos porque puede encontrar freeware en la red. Todas estas actitudes ante el entorno empujan poco a poco, a una modificación en el inconsciente personal y colectivo, en la forma de afrontar las situaciones y la visión de nuestro cosmos. Todo ello, unido a la crisis (no solo económica) que está sufriendo nuestro estilo de vida, corrobora el cambio de era que estamos afrontando. Este cambio modificará los paradigmas socio-culturales, las creencias sobre las que se apoya el desarrollo humano. La vieja ética protestante-capitalista deja de aportar soluciones vitales que deben ser parcheadas continuamente para sostener el sistema. […] Tanto el agotamiento del sistema anterior, como la emergencia de nuevos enfoques tecno-sociales, hacen que el pensamiento hacker se muestre como una solución viable para abarcar tecnología, sociedad economía, cultura, política… una cosmovisión nueva.”
Ya no vale las viejas discusiones de si más o menos Estado, si economía planificada o privada, si más o menos impuestos… sobre todo si eso lo van a decidir unos pocos. Los problemas del siglo XXI pueden ser parecidos a los de épocas pasadas, pero los enfoques de solución han de ser distintos y pragmáticos.

Arriba vs Abajo quiere decir que la ciudadanía no es el problema, si no la solución.  Qué, cómo y cuándo lo decide el 99%. Nadie decide por mí. ¡¡Entérense!!

miércoles, 28 de enero de 2015

Poliarquía, Oligarquía y Democracia

Todo el mundo cree saber que es una democracia, casi todos lo que es una oligarquía, pero pocos sabrían definir a que nos referimos al hablar de Poliarquía.
Lo que puede sorprender, es que según la teoría política de Dahl, a lo máximo que puede aspirar el ser humano es a organizarse en una poliarquía, dado que el ideal democrático lo considera utópico. Para él, los estados “democráticos” occidentales, aspiran a esa utopía organizativa, pero no pasan de aportar las condiciones para una elección parcial de opciones. Las sociedades modernas permiten las condiciones indispensables para el proceso democrático pero solo producen ciertos contrapesos de intereses insuficientes para una democratización real. En sus últimos tiempos, abogó por utilizar las nuevas tecnologías para incentivar el proceso de democratización mediante el control de la agenda y la incentivación de la participación política. También atisbó el peligro que las grandes corporaciones suponían en el proceso democrático, y abogó  por una democratización de su “gobierno” (Podéis consultar mi entrada “El verdadero Poder” o “La corporación hacker” dónde planteo una empresa colaborativa y democrática).
No estoy seguro si Dahl visionó, que esas mismas tecnologías estaban generando el ascenso de una oligarquía sin control ciudadano, con flujos de capital globales libres de responsabilidad. Hoy, esos intereses oligárquicos se han camuflado en los antes órganos de cambio social que eran los partidos. Los Estados han perdido el poder y con ello la ciudadanía ha perdido autonomía.
Y en eso estamos. Las nuevas corrientes políticas, tanto en España como en el mundo, se orientan en  superar la crisis y en regenerar “la democracia”. Pero en nada cambiará la situación social, si no son conscientes de que son parte interesada de una poliarquía, y que deben trabajar para incrementar los recursos políticos de los ciudadanos y las condiciones necesarias para incrementar la democratización. Todo partido es oligarquía (Casta), si no devuelve el poder a la ciudadanía.  Más o menos Estado, no implica mayor calidad democrática. Solo la transparencia absoluta, la priorización de la agenda política, la participación decisiva, efectiva y continuada de la ciudadanía permitirá avanzar hacia una “democracia real”. Lo contrario es aceptar el gobierno del 1%; Oligarquía que tarde o temprano deviene en Tiranía.