En múltiples ocasiones se
identifica lo hacker con el pensamiento
científico. Las razones son variadas. Primero por el carácter tecnológico de
sus orígenes, surgido de un ambiente universitario. Por otra parte, por la
manera de relacionarse, en comunidades y redes abiertas, siempre listas a
exponer y compartir sus avances.
Pero el pensamiento hacker es una vuelta de tuerca al método científico. La ciencia, trata de explicar el mundo
mediante modelos teóricos que deben ser corroborados por la experiencia y
homologados como generalidades (leyes).
Lo hacker prendió de un ámbito
tecnológico y cercano a la investigación universitaria. No puede desprenderse
de la ciencia, en tanto madre de toda tecnología. Pero cómo técnica, es la
aplicación pragmática sobre la naturaleza, para mejorar lo humano. Es decir, su
objetivo es la transformación de la calidad de vida, y como derivada la mejora
de la sociedad.
Por otra parte, lo hacker no se impone
límites en la propia naturaleza, y con un carácter parcialmente utópico busca
crear nuevos horizontes. Parten de lo científicamente aceptable para saltar las
barreras de la realidad. Es el verdadero proceso transformador lo que define al
humano. Así, lo hacker toma impulso del deseo emocional, y por tanto
“irracional” para transitar por caminos racionales. Funde emoción y razón,
abarcando el ámbito completo de lo humano, sin descartar ningún aspecto de la
persona.
Con estas premisas, el pensamiento
hacker está llamado a alzarse como el referente de la cultura humana, mediante la
aplicación del sentido común a la superación personal y social. Porque el sentido común es el “habitual”. Aquel
que es coherente con los valores del la inmensa mayoría ( el famoso 99% de una democracia
real) y por tanto es aceptable para cada uno de nosotros.