Ni la crisis ha
terminado, ni su fin va a ser como la mayoría esperan, pues de hecho nuestro
futuro estará marcado por la incertidumbre. Si buscamos una característica en
esta nueva era de la humanidad será básicamente eso…humanista. Y no porque un
ideal utópico recorra el mundo, si no porque el nivel de desarrollismo que ha
logrado la humanidad comienza a poner en peligro la propia existencia de la
especie. La sociedad tendrá que volcarse en nuevos valores que hagan sostenible el
desarrollo de las personas, en un mundo tecnificado e hiper-explotado. Todo
ello coloca a la ética hacker como una herramienta válida para un uso pragmático en la búsqueda de
soluciones.
Todas las
ideologías, más o menos utópicas, han abogado por mejorar tanto el ámbito individual como el social de la humanidad. Pero
para su consecución establecen una serie
de conductas o actuaciones predeterminadas. Lo hacker incide en el bien común
desde el individualismo libertario y sin más imposición que su propia ética de
valores. No existen modelos vehiculares de lo “políticamente correcto”. No hay
una familia modelo, ni una empresa modelo, ni ninguna institución o relación
“correcta”. De hecho es la diversidad lo que enriquece el desarrollo individual
y social. Esta ausencia del modelo correcto es lo que erradica la imposición
sobre el diferente. Pero por contra dificulta la planificación de proyectos de
sociedad al existir tantas prioridades como comunidades. La representatividad
deja de ser un valor sólido, concluyendo que cada cual se representa a sí
mismo.
Así, el humanismo
hacker solo puede basarse en unos pocos valores comunes, sobre los cuales
construir una sociedad libre, de sano respeto y ausencia de coacción. Es una
ampliación globalizada del concepto de humanismo, con las personas y su entorno colaborando en la construcción de lo
común.
Al contrario que
otras formas de pensamiento, lo hacker, se basa en colaborar (trabajar en
conjunto) más que en compartir (repartir). Viejas ideologías han basado la
justicia social en compartir la riqueza de
forma igualitaria, o en compartir las sobras de forma caritativa. Ambas formas
de repartición son injustas en cuanto a su falta de equidad o fomento de la
desigualdad.
La única forma
justa de aportación a la riqueza común es colaborando de forma corresponsable
en el bien común.
La ejecución de un
hackeo se basa en colaborar para su consecución, mostrar sus resultados
abiertamente y ofrecerlos a la comunidad.