El ideal democrático y la búsqueda de
una democracia real recorre el mundo. Sin ir más lejos, la pasada semana se ha trasladado a Hong
Kong, donde se reclama elecciones libres. Aquí, la vieja partitocracia aboga por una “regeneración democrática” que
deje todo como está. Es obvio que la ciudadanía no se conforma con una
democracia desvirtuada.
Pero si en la esfera de lo público, la
democracia está considerada como el mejor de los sistemas, la mayor parte de
los ciudadanos aceptan de buen grado pasar una gran parte de su vida sin
democracia. En concreto un tercio de su vida…desde que entran a trabajar hasta
que salen; 8 horas cada día.
La empresas, en ninguno de los modelos
históricos, desde los puramente artesanales a la actual corporación
capitalista, nunca ha actuado de forma democrática. Ha seguido siempre
estructuras jerárquicas. Hoy, la estructura la impone el capital, si bien en
otras épocas pudo estar basada en el estatus de conocimiento, iniciación o
maestría.
Pero como todo lo humano, será preciso
que evolucione para adaptarse a la realidad social imperante. Hoy, la sociedad
demanda un voto real y efectivo, dónde el 99% tenga presencia real en la vida
pública. Pero en general, nos olvidamos de ese tercio de nuestra vida, en que
nuestra opinión solo cuenta según nuestro nivel jerárquico.
El modelo productivo capitalista, se
ha basado en las grandes corporaciones, que se imbrican en lo público para
dominar la escena del Estado. ¿no existe otro modelo productivo de éxito? ¿es
imposible una mejora del bien común no
basada en corporaciones autoritarias? No necesariamente. Hemos asistido al
nacimiento de empresas tecnológicas de marcado carácter hacker, en que la creación
innovadora era la máxima de su existencia, y a la vez la clave de su éxito. No
obstante, dichas empresas, las típicas que nacieron en el trastero de sus
fundadores, pasaron a ambicionar la hegemonía del mercado y entraron en la
rueda. Me niego a creer que solo un sistema autoritario sirva para producir
mejor (que no más). De hecho, diversos estudios apuntan a que la
colaboración entre iguales genera
más éxito que el autoritarismo.
Nuevas propuestas están surgiendo,
como el Bien Común de Christian Felber,
o mi modelo de Corporación
Hacker. En
todo caso, ningún nuevo modelo puede basarse en las estructuras actuales del
mercado. Ello implica, que el 99% tome consciencia real del funcionamiento del
sistema, para actuar en consecuencia.
Si
consentimos vivir durante un tercio de nuestro tiempo sin tener voto, facilitamos
que las corporaciones tomen el poder de las instituciones